Narvalia Midnight

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11 de septiembre de 2011

Recapitulando el verano...


Empezar de nuevo la rutina después de un periodo estival en el que, por primera vez en mi vida me he dedicado a disfrutar, es cosa difícil para todos y yo no soy la excepción que confirme la regla...

Un año, terminando también mis merecidas vacaciones, encontré un pequeño artículo que merece ser leído al menos una vez en la vida. Os resumo las partes con las que me siento identificada:

“No me encuentro. No me hallo. Juraría que he mirado bien, me había dejado por aquí antes de vacaciones, y nada. He vuelto a mirar donde se solía guardar meses de abril y unicornios azules, y sólo he encontrado un pútrido septiembre que olía a meado de gato. También he vuelto a ponerme un reloj de pulsera y sólo he conseguido asfixiarme las venas e inesperados ataques de impuntualidad.

Esta rutina no me queda. (...)

Esto me pasa por alejarme tanto. En kilómetros, en hábitos, en interés. (...)Y yo me he ido tanto, que no he podido regar los problemas que creía tener, y ahora vuelven todos leves, raquíticos, moribundos, enfermos de insignificancia.

Miro a mi alrededor, buscaré cómplices. Alguien que tampoco se encuentre. Alguien que tampoco esté donde tiene que estar. Todos parecen tan propios, tan presentes, tan bien preparados para aparentar preparación.

Pronto al verano le saldrá un lunes como a quien le sale un quiste y alguien tendré que ser. Si no, ya me dirás.

Igual me perdí en el vuelo de vuelta, como una maleta. (...)

Espera. Igual me trajeron la maleta, sí, pero vacía. O sea, que he vuelto sólo en apariencia, y mi interior sigue de cachondeo por esos mundos de dios. (...)

Calla, ya lo tengo. Llamaré a objetos perdidos. (...) Oiga, no me tendrá usted por ahí. Lo sentimos, según su descripción, usted puede estar buscando a cualquiera, si no nos facilita más información no podemos ayudarle.

Papelitos. Papelitos colgados por las calles con el careto que tenía antes de mi desaparición y un teléfono. Eso siempre funciona. (...) Por favor, si alguien me ve, si alguien me encuentra, aunque sea por error, que me llame, que me escriba, que me diga dónde estoy. Se gratificará generosamente.

(…)

De pronto, suena el móvil. Es mi jefe. Pregunta qué es esa gilipollez de los papelitos. Antes de que se lo pueda explicar, me informa de que si no aparezco para el mediodía, me congela el sueldo, me releva del cargo, me escupe en el escritorio, se caga en mis muertos y me corta los huevos.

Mi identidad vuelve así como de repente.

Alegría desbordada.”

(Si quieres leer el artículo completo, puedes hacerlo aquí. )

Supongo que esto en el fondo nos pasa a todos. Pero este verano para mi ha sido diferente...

Cada cierto tiempo necesito romper con lo que me rodea y si bien hay siempre una constante en mi vida, este año ha sido, sobre todo, un año de cambios, y este verano no iba a ser menos.

Soy rara, eso ya lo tengo claro, y si queréis que os empiece a contar la historia desde el punto donde la dejé antes de tomarme dos meses sabáticos, os diré que no me he ido a ningún lado, no he necesitado salir de la isla para encontrarme a mi misma y descubrir un mundo entero en el que quiero quedarme mucho, mucho tiempo.

46 Km que recorrí casi a diario poniéndole a la vida la banda sonora que me apetecía en cada momento me han bastado para recordame quien soy, donde quiero estar y a donde quiero llegar, pero sobre todo, con quien.

Pop, Baladas, R&B, Indie y sobre todo, mucho, mucho Rock servían para amenizar el camino que me alejaba de él. 46Km que separaban mi casa de su tienda de informática.

En el camino he aprendido muchas cosas. Los autobuses es lo que tienen, que si no aprendes algo mirando afuera por la ventana, es que la lección a aprender se encuentra viajando en uno de los asientos que se encuentran a tu lado. Pero esa es otra historia, ya os hablaré de esas lineas 102 y 103 que no me cansaré nunca de coger.

Ese recorrido tiene algo especial, bueno, tiene muchas cosas especiales, pero una que me fascina sobre todas las demás. Justo en el Km 32 de la autopista del norte. Una frase de 20 metros escrita en la ladera de una montaña que cambia cada cierto tiempo. Son mensajes que te invitan a sonreir, a soñar. Ideas que te colocan en el lado positivo y cuyo objetivo es propagar el optimismo.

El responsable: Anoniman, un hombre anónimo. Él ha conseguido sintetizar mi verano en a penas 22 frases, mejor de lo que podría haberlo hecho yo misma.

Bienvenidos a mi verano:
  1. Dí lo que piensas.
Decir lo que piensas es siempre necesario. una buena relación se tiene que basar siempre en la verdad, y gran parte de esa afirmación pasa por decir lo que piensas,en todo momento. Si lo dices con el corazón, tranquilo, puede escocer un poco al principio, pero nunca, nunca va a doler.

Siempre he sido una persona bastante empática, hasta el punto que muchas veces sé lo que está pensando una persona antes que ella misma, aunque, curiosamente, mis amistades son aquellas que más dificil me resulta saber que están pensando, y él no iba a ser una excepción a la norma tampoco, así que de esta manera empezó todo, con una pregunta inocente... ¿Cariño, que estás pensando?.
  1. Siempre hay una primera vez.
Siempre. 

He tenido muchas primeras veces en mi vida, 21 años dan para mucho, pero las realmente significativas las podía contar con los dedos de una mano. Sobra decir que con él el número de primeras veces se ha elevado a la enésima potencia y las primeras veces importantes, esas que recuerdas con tanto cariño, bueno... ahora no me darían para contarlas los dedos de las manos de 15 personas diferentes. Aunque siempre, al final, me quedo con esa primera vez que me besó, porque, aunque no lo dijese, yo también me moría por besarle a los pies de un rompeolas y con la fuente de colores más grande de la isla en frente.
  1. No te rindas nunca.

Decía el autor del primer artículo que abandonar los sueños es como morirse por fascículos, abandonar una meta marcada debe ser lo mismo. Fue otro quien me enseñó que esta frase es cierta, pero necesité de su ayuda para recordarlo y es que, cuando estás en periodo de exámenes de una carrera como medicina, todo parece más cuesta arriba de lo que en realidad es.

Solo necesitas que alguien te lo recuerde desde fuera.
  1. Soltar el pasado.
Me gusta el pasado, de él surge todo lo que eres. Tus recuerdos, tus vivencias, tus conocimientos... pero también surgen cosas malas de él, experiencias negativas en las que se fundamentan tus más arraigadas dudas y miedos y es que... aunque el pasado se aleje cada segundo que pasa, a veces nos empeñamos en atarlo con una cuerda a nuestra muñeca para que no se nos escape, pero hay momentos en la vida en los que soltar el pasado y dejarlo marchar volando hacia el cielo como si de un globo se tratase es, no solo bueno, sino también sano. Incluso necesario...
  1. No te pierdas el eclipse.
Besos y primeras veces. Mi primer eclipse total de luna, mi primer beso bajo uno, y la primera vez que me estrecha alguien entre sus brazos y siento lo que sentí aquella noche. 15 de junio de 2011. No creo que pueda olvidar esa fecha... como acompañantes, él, yo, una superluna y aquella cámara de fotos con un trípode improvisado...
  1. Un café... con lecho?
Quien me conoce sabe que odio el café. En mi vida he tomado una taza, cosa rara en una estudiante universitaria, pero mi adicción es la Coca Cola Light. No obstante, me encanta acompañarle a por un “café natural”... siempre acabo aprendiendo algo.

Y si después surge el lecho, me es imposible resistirme...
  1. Te Quiero.
Sin más. Sin peros.
  1. ¿Sientes la Conexión?
Conexiones especiales. Me paso la vida buscando aquella persona a la que me une algo que no puedo explicar y que me gusta llamar así. No fuerzo nada, no busco la situación que me lleve a un individuo con el que conecto de una manera nunca antes experimentada, simplemente, me dejo llevar.

Y así me dejé llevar este verano... Él hace conmigo lo que quiere, es tan fácil que a veces me asusto a la vez que me sorprendo disfrutando de todos y cada uno de los momentos que paso con él.

De repente, como por arte de mágia, ahí estaba esa conexión que buscaba desde hace tanto, ¡por fín!. ¿que si la siento? Más que nunca...
  1. La farola del mar...
Aquella farola a la que una vez te agarraste para no caer al mar en medio de un pequeño tornado, o aquel faro que ilumina cerca de tu segunda casa, o de la primera, más bien, aquel que me quedé con ganas de rappelar.

Simplemente una imagen vale más que mil palabras...



“Sin Título Pero con una Gran Sonrisa” Alejandro Amador.
  1. Derrocha tus besos.
Los besos siempre han sido para mi un bien demasiado preciado para regalárselos a cualquiera, por ello lo pienso demasiado antes de darlos, pero en su caso... los derrocho. Se los regalo sin reparos, creo sin duda que con él estarán en mejores manos, o mejor dicho, en mejores labios que los mios.

Cientos de besos, miles, millones le he regalado ya y no me canso, y no creo que pueda cansarme nunca, si eso, ya me avisará él cuando tenga tantos que ya no pueda guardarlos en cada uno de los rincones de su cuerpo. Mientras tanto, no pienso preocuparme lo más minimo, yo sigo derrochando mis besos...

(Si quieres saber más de Anoniman, puedes ver su historia y sus frases Aquí. )

(CONTINUARÁ...)

5 de julio de 2011

Cena para dos.

Si amigos, mi vida es una continua serendipia desde hace casi dos meses y todo comenzó cuando un buen día me levanté por la mañana, ,me senté en mi habitual mesa del pasillo de la facultad de
medicina, miré al frente y me dije: “Estoy harta. Estoy cansada de buscar y no encontrar. Lo siento
mundo, pero hoy, voy a sentarme y esperar...”

Y así lo hice...

El problema es que para contaros esta historia no voy a empezar por donde se empiezan normalmente las historias... O bueno, si, pero no seré yo quien os la cuente, sino una buena amiga,
que, como tantas otras personas importantes en mi vida, apareció por casualidad.

Deb (para los amigos) es casi tan yo como yo misma, puede que incluso más. Ella, como iba diciendo es la parte de mi más madura, la que tiene la cabeza mejor puesta en su sitio y por tanto, la
que mejor escribe y por ello le dejo a ella contar el principio de esta historia:

Hoy cocino para mi.

Manos a la obra: hoy toca champiñones revueltos; receta propia. No se por qué no como sola más a menudo... bueno, siempre que puedo lo hago en familia; y cuando no, es porque no tengo tiempo para el almuerzo. Lástima, porque me gusta preparar los platos a mi gusto. Champiñones, ¡a la sartén!

La ausencia de palabras, la concentración para preparar cada ingrediente, el juego de manos y
utensilios. Armonioso, sistemático, rápido. Picamos el chorizo y lo echamos a la sartén también;
mezclamos y añadimos un poco de aceite; fuego sin prisa pero sin pausa.


Ahora el toque personal. Esa pincelada propia con la que sazonamos la vida. Para algunos puede ser la risa; para otros, la ironía pero todos tenemos el nuestro propio. Para mí es el orégano. Algunas personas se conocen muy bien y otros, en cambio, tardan años. Hay personas que se miran en el espejo y lo ven vacío, si quiera un reflejo difuso. Hay personas a las que les lleva una vida conocer su vida y son los mayores extraños para su propia persona. ¿Por qué no ven lo fácil que es conocerse? ¿Por qué no ven lo fácil que es quererse?


Ahora batimos el huevo y cubrimos con él el contenido de la sartén. Aún así no veo claro que
apreciar quien soy me haya facilitado encontrar a más personas como yo. Al contrario, en cada
ocasión en la que me he visto reafirmando mi postura (llámalo cabezonería -no te contradigo), he visto cómo se me cerraban puertas. Muchas de ellas me han conducido a la mesa individual en la que me toca comer hoy. No te olvides de remover.


Entonces, ¿por qué no callo alguna que otra vez? Pues porque yo valgo más que ese silencio. La
persona que soy es el proyecto resultado de 21 años de trabajo, ¿cómo negar ahora una parte de mí? No. Prefiero ver cerrarse una puerta (tras otra). Ceder en mi personalidad para agradar a los demás no es una opción. Así soy he decidido ser; para bien o para mal. Claro que nadie es
perfecto, pero si se me quema la comida hoy... mañana me acordaré de rebajar el fuego.


Muchas palabras cruzadas a destiempo y oportunidades estrelladas en la pared me han conducido hasta aquí. Un salvamantel y un servicio (de momento). Pero no por ello me detengo, no.


Sigo cocinando mientras espero que venga aquella persona que, entre tú y yo, convierta el
almuerzo para uno en cena para dos. 


¡Buen provecho!


Veis lo que os decía. Deb es un Gran Reserva cuando yo solo soy un vino joven de garrafón, de esos con sabor afrutado (eso si) pero bueno, el caso es que aquí comienza mi historia, cansada de cocinar para uno...

Soy buena cocinera, de pequeñita mi madre me dejaba horas y horas delante de la tele y como mi
hermana se pasaba la vida delante de un folio en blanco intentando escribir rimas que conformasen el más bonito de los poemas, aprendí casi todo lo que sé de la caja tonta, y así me fue...

En aquella época el prime time de las televisiones aún merecía la pena y como decía crecí viendo un programa que muchos recordaréis, “Con las manos en la masa” y su posterior spin off en otra
cadena “Rico Rico” Total, que en mi vida nunca faltó el perejil, y ese es justamente mi ingrediente
estrella.

El problema es que, si bien entre los fogones me siento cómoda, nunca había podido ajustar las
unidosis, como si supiera desde siempre que a mi lado debería haber otro comensal y ya ves,
serendipias de la vida me lo encuentro en un teatro en una función de Magia, pero eso es una
historia anterior.

Pero bueno, ahí me tenéis a mi, en un pasillo, resignada a seguir cocinando solo para uno el resto de mis días y el universo a punto de conjurarse para que mis planes no pudieran ser llevados a cabo y es justo en ese instante donde empieza mi receta. Mi primera de ellas para dos:

Solomillo a la manzana en salsa de vino blanco:

El truco elemental de la cocina es saber los tiempos de cocción de cada uno de los ingredientes, si
pones uno que se hace con mayor rapidez este se termina quemando y si lo haces al contrario, algo no queda bien y eso se acaba notando.

Pasa como en la vida: No puedes poner la razón antes que el corazón , algo no liga bien, es como si
la salsa que permite que todo sepa mejor no funcionase con el plato que queremos hacer... o si
pones la física antes que el amor, al final la relación se acaba chamuscando y allí solo quedan
cenizas, así que lo primero que pondremos en nuestro caso es la Cebolla.

La cebolla es un ingrediente interesante, uno de mis favoritos. Al principio te hace llorar si no la
tratas con el cariño suficiente, pero una vez cocinada con amor le da el toque perfecto a casi
cualquier plato.

Si me permites, es como las relaciones de pareja: Nos empeñamos en buscar y buscar entre mil
rostros al hombre de nuestros sueños, soltando cientos de lágrimas por el camino cuando algo sale mal y al final, el chico perfecto está donde menos te lo esperas.

No tengo la clave para decirte cual de todas las cebollas del huerto será la que no te haga llorar (que más quisiera) y tal vez yo en este momento tenga entre mis manos una de esas cebollas engañosas que comienzan a escocerte los ojos cuando ya las has echado en la olla (esperemos que no) pero lo que si te puedo decir es que no desistas nunca, al final, las lágrimas de las cebollas no son siempre amargas como al principio puedan parecer.

Bueno, pues eso, cortar la cebolla en pétalos y dorar a la sartén en un poco de aceite, que salten
bien, con un poco de calor, en su justa medida, y cuidado no te vayas a pasar!

El siguiente paso es poner un poco de picante.

Tampoco te pases con esto. 2 o 3 dientes de ajo es lo necesario para dar ese gusto gracioso a nuestra receta que le da el punto necesario para mostrar de qué va nuestro juego. Es como entrar a un Bar y guiñar un ojo, mostrar una sonrisa... Ese juego de insinuación que tanto nos gusta y que sin ellos la vida perdería muucho, pero mucho de su sabor.

Ahora ya podemos añadir la Sal. Solo un poco, para que la cebolla coja sabor, algo tan suave como un beso en la mejilla o un “te quiero” susurrado en la oreja, un toque al fin y al cabo.

Es el momento de nuestro ingrediente secreto. Bueno, en mi caso son dos (o tres, depende del
plato... y del momento). Uno personal, el perejil (ya lo dije antes), y otro que no pienso desvelarte,
porque es tu propio toque, ese ingrediente que hace las veces de firma en tu obra final.

Ironía, humor, inteligencia, astucia, sensualidad o simplemente una caricia o un beso en el lugar
adecuado en el momento justo. Solo cuando hace falta... Todo vale en este juego!

El punto álgido de nuestro plato viene en este instante, es hora de echar el Solomillo. Al gusto, muyhecho, poco hecho, medio punto... Para gustos los colores, como se suele decir...

Pero el problema de cocinar para dos es que puede que para uno esté poco hecho y para otro
demasiado, y es en este preciso segundo de la relación donde surgen los roces, inevitables, por otro lado, en cualquier pareja, pero si se saben superar... todo sabrá mucho mejor cuando pase el
aguacero.

Y como después de cualquier tempestad llega la calma... es la hora del toque frutal: la manzana!

Córtala a daditos, suave, manejando el cuchillo como si de un pincel se tratara, dándoles forma,
moldeándolos despacio, con movimientos certeros y cuando estén listos, añadir a la satén y calentar a fuego lento hasta que se deshagan un poquito, para darle la textura necesaria a nuestra salsa.

Cuidado con esto, pues los daditos de manzana son como los chicos, como hagas un movimiento en falso, olvídate! y con un golpe de calor más de la cuenta... pues... O peor aun es dejarlos frios, eso nunca te lo perdonan.

Al final solo queda añadir un poco de vino, porque como en cualquier relación, con una copa en la
mano, se disfruta más.

La cantidad, al gusto, pero eso si, consumo responsable.

A mi me gusta solo un vasito, o uno y medio. Y dejar reducir hasta que quede la salsa justa para las raciones que queramos preparar y es que si hay más de la necesaria... algo siempre sobra y eso, en una pareja nunca es bueno.

Ah si, algo que se me olvidaba, en la cocina, así como también en la vida surgen complicaciones...
Hay que saberlas resolver en el momento (nada de dejarías macerar con el tiempo), improvisar en
su justa medida y por supuesto, aprender a ser multitasking =) si no.. apañados vamos...

Pero lo más importante de todo, con diferencia es saber esperar para degustar nuestro plato. Perseverar y aguardar el momento preciso para dejar que acaricie nuestro paladar, perfectamente
hecho, acariciando cada uno de los rincones de nuestra boca, como un buen beso intenso.

Y eso es todo. Espero que lo disfrutes como disfruté yo de mi cena para dos. Aquí te dejo mi receta recién salida del horno.

Bon Appetit!



P.D.: Si quieres ver más del blog de  mi amiga, puedes hacerlo aquí. Entre tú y yo, no te arrepetirás.

30 de agosto de 2010

Destino

Os dejo aquí una gran lección que me enseñó una vez el mejor de los amigos:

Los mejores momentos de tu vida no tienen por qué ser necesariamente fruto de lo que tu hagas, a veces, también serán maravillosas aquellas cosas que te sucedan por el camino.

No estoy diciendo que no puedas tomar parte para cambiar el resultado de tu vida. Alguna vez tendrás que tomar decisiones, y lo harás, seguro.

Pero nunca olvides que cualquier día puedes salir por la puerta de tu casa y tu vida podría cambiar para siempre, pues el universo tiene unplan para todos y cada uno de nosotros y ese plan está siempre en continuo movimiento...

Una mariposa agita sus alas y acto y seguido, comienza a llover... es un pensamiento algo aterrador, pero también es maravilloso, todas esas peuqeñas piezas de la maquinaria funcionando de formasincronica perfectamente, asegurándose de que termines justo donde deberías estar y justo en el momento adecuado en el que se supone que deberias llegar allí.

El sitio correcto en el momento adecuado...

Solo tienes que encontrarlo. =)

26 de octubre de 2009

Amor y otros desastres

Amor, jamás una simple palabra significo tanto en tan solo 4 letras...

Sentimientos... Será la primavera, o tal vez es, que por fin, mi razón, ha perdido la batalla que libra desde hace meses con mi rincón favorito del ser humano... el corazón. El caso es que te niegas a dejarme... 

Nunca me llegue a creer del todo los finales de película o los cuentos en los que un apuesto príncipe blandía su espada, sin más protección que una armadura brillante y no más compañía que su hermoso corcel blanco con su crin al viento. 

Nunca pensé, que un día un virtuoso caballero llegase montado en su caballo, se parase justo a los pies de mi cama y alejase de mí todo aquello que me asusta (que no es poco) con un simple movimiento de su espada...


Hace días hablaba con una amiga de lo inseguro que te sientes al dar por finalizada una relación, materia en la que, la verdad, no tengo mucha experiencia, puesto que la única relación que terminé, lejos de producirme algún tipo de duda, lo que hizo fue liberarme... las demás, muy a mi pesar, nunca llegaron a empezar....


Pero volviendo a nuestra historia... habíamos establecido un paralelismo entre el cine y la vida y ella decía que su película comenzaba ahora, y yo, como soy, que me lo imagino todo en mi cabecita como una película digna del mismísimo Steven Spielberg... suponía que su vida sería algo así como el nuevo Diario de Bridget Jones... (yo y mis rarezas) y bueno, casi un mes después, su película está en plena producción, pero más que El Diario... es Moulin Rouge!!! (sin final triste, claro está...)



En los musicales todo parece tan fácil... normalmente tres protagonistas... Triángulo amoroso... espera!!!, esto comienza a sonarme...

El chico conoce a la chica... empieza a sonar una canción, primero bajita, luego el chico la oye y... canta.

Canta cuanto la quiere, que le gustaría pasar toda la vida contemplando sus ojos, que aunque sabe que no es digno de ella la imagina en sueños dando un pase a la luz de la luna...

Pero la chica no se da cuenta de nada...

Luego entra otr@ chic@ en escena... y ahí las cosas se tuercen...

En mi caso soy yo la que canta... cantaba... canto.... yo no sé que hacer, desde hace mucho tiempo...

Mi musical no es cómico, ni siquiera es una tragicomedia... es un thriller, en la que la única que no sabe la dirección que va a tomar el guión soy yo...

¿Saben? estoy tan cansada de que la gente me diga que soy especial cuando yo no lo veo... no me veo ni guapa, ni lista, ni ingeniosa, ni si quiera graciosa... No tengo las habilidades que algunos me atribuyen, y lo único que se me da bien, es aquello que me obliga a esta situación.

A veces quiero correr, escapar de un mundo que siento que no me pertenece, que ha sido creado solo para que yo lo sienta cruel e inhumano, quiero ser quien soy, el único problema es que ya no sé quien soy... antes me parecía que con subir a un mirador ya estaba fuera de esta especie de Show de Truman que estoy viviendo, pero esta semana, China me parecía tan cercana...

Si tuviese que elegir una peli para vivirla seria Bajo el sol de la Toscana, no es ni de lejos mi película favorita, pero, es una esperanza, la esperanza de irme lejos un día y rehacer mi vida como yo quiera, y tal vez, por que no?? conocer un escritor que me haga sentir... solo sentir viva.

Hasta entonces estás tú, y es eso, mi razón ha perdido toda defensa posible, y mi corazón, el único rincón que no es oscuro dentro de mi, ha penetrado en la plaza central, desarmando a su enemiga hasta que no le ha quedado más remedio que rendirse a la voluntad de su sentimiento más noble...

Maldito el día que cometí el fatal error de enamorarme de tí, yo no quería lo prometo, pero... esto es algo que no se planea, se encuentra, lo mismo en una esquina, que debajo de la cama o a millones de años luz, en alguna galaxia perdida en el infinito espacio aún por descubrir.

Yo te he encontrado a ti, pero... a quien pretendo engañar?? no me arrepiento, te quiero, te quiero!! pero tú pareces no darte cuenta.

Te quiero, y lo único que lamento es que el nuestro, no vaya a ser un final de película.


Lo único que siento es que tú no sientas lo mismo...